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Spider-Man: No Way Home

Director: Jon Watts


Reparto: Tom Holland, Zendaya, Jacob Batalon, Benedict Cumberbatch, Marisa Tomei, Jon Favreau...


Sinopsis: Tras revelarse la identidad de Peter Parker como Spider-Man, la gente a su alrededor se ve afectada, y eso lleva al joven Parker a buscar la ayuda de Dr. Strange para hacer que el mundo olvide quien está detrás de la máscara. Pero cuando el hechizo va mal, empiezan a aparecer villanos de otras realidades que conocen la identidad de Parker.



¡ESTA CRÍTICA CONTIENE SPOILERS DE LA PELÍCULA!


Parece extraño decirlo, pero la noche del 16 de diciembre de 2021, los cines Balmes de Barcelona parecían más una final de la Champions que una noche de cine cualquiera. Y no solo ocurría en ese cine, si no que ocurrió en todas las salas alrededor del mundo.


Ese día era el estreno internacional de “Spider-Man: No Way Home”.


Y es que aunque parezca una locura, el mundo (cinéfilo) entero ha estado pendiente de esta película. No por el hecho de que fuera un proyecto de Marvel Studios (y Sony), si no que, por lo que se llevaba rumoreando durante meses, ésta supondría el regreso de Tobey Maguire y Andrew Garfield como nuestro amigo y vecino favorito, además de los villanos más míticos de las sagas de Raimi y Webb; y así fue… pero no nos adelantemos.


Jon Watts, director de la trilogía “Homecoming” de Spider-Man, ha conseguido lo que ni Sam Raimi ni Mark Webb pudieron hacer, y eso es hacer una trilogía perfecta del hombre araña (Webb no consiguió ni acabarla). Y cuando digo una trilogía perfecta, lo digo sin ningún reparo en absoluto porque LO ES.


Mucha gente criticó la decisión de contar una historia tan “teenager” de Peter Parker en el Universo Cinematográfico de Marvel (UCM), pero todos sabemos que se hubiese criticado aun más si simplemente hubieran re-imaginado lo que ya habíamos visto en sus dos anteriores encarnaciones. Y es que eso siempre pasa con un personaje de este calibre.



Spider-Man lleva con nosotros casi 60 años y eso tiene un efecto en el imaginario colectivo (en agosto de 2022 se cumplirán desde su primera aparición impresa en Amazing Fantasy #15 de 1962 –un cómic que este 2021 se vendió por 3.3 millones de dólares en una subasta; unos 2.75 millones de euros). Pero es verdad que hasta 2002 no se había llevado nunca a la gran pantalla y desde entonces un total de tres actores han llevado el traje: Maguire, Garfield y Holland.


Y es que Watts no tenía una tarea fácil cuando empezó la trilogía con “Spider-Man: Homecoming”. Parecía que el personaje estaba maldito, al igual que Superman, y que estaba destinado a no poder tener una saga completa que se sustentase bien. Pero entonces todo cambió. Todo con un simple concepto: unir a Spider-Man al Universo Cinematográfico de Marvel.

Entonces se forjó un pacto entre Disney y Sony que nos presentó a Holland en “Civil War”, como Peter Parker/Spider-Man. Pero este Peter iba a ser (y a vivir) cosas muy distintas a sus dos anteriores encarnaciones de live-action. Para empezar, le quitaron a tío Ben pero siempre tuvo a tía May –una tía May que acabará siendo quien le diga “Un gran poder conlleva una gran responsabilidad” (frase mítica en el imaginario colectivo, aunque en su versión original es ajustada para ser exacta a la de la viñeta final de la primera aparición impresa de Spider-Man en 1962 “With great power there must come great responsibility”).


El Peter Parker que hemos visto crecer en ahora 6 películas (su trilogía y sus apariciones en “Civil War”, “Infinity War” y “Endgame”), acaba siendo un Peter que empieza a ser Spider-Man; al menos el que todos conocemos de toda la vida: el que se hace su propio traje sin ayudas súper-tecnológicas, el que ha perdido a tío Ben (aquí tía May) en sus brazos y recibe el famoso discurso, el amigo y vecino de Nueva York balanceándose, pero por encima de todo, cuando acaba la cinta NADIE sabe quien es Peter Parker ni quien está detrás de la máscara.


Y aunque eso abra algunos posibles agujeros de guión en un futuro creo que la película cierra en el lugar ideal para nuestro trepamuros favorito. (Me pregunto si Matt Murdock recuerda defender a la persona que era Spider-Man pero no recuerda quien era… o cualquier Vengador que haya luchado junto a él…)



Más allá de minuciosidades como esta, el filme es un espectáculo de principio a fin. Sí que es cierto que al empezar in media res inmediatamente tras la revelación de Mysterio al final de “Spider-Man: Far From Home” hace que la película parezca que cuesta arrancar, pero en el momento que Peter se encuentra al primer villano (el Dr. Octopus de Alfred Molina) en el George Washington Bridge, la película arranca de una manera trepidante; y no para ni un segundo.


La lista de actorazos volviendo a interpretar a sus clásicos villanos no termina: empezando por Molina como el mítico doctor Otto Octavius consumido por su creación, le sigue un mejorado Jamie Foxx encarnando a Electro de nuevo (“The Amazing Spider-Man 2”), Thomas Haden Church volviendo a ser Sandman (“Spider-Man 3”), Rhys Ifans como el Lagarto / Doctor Connors (“The Amazing Spider-Man”) y el brilliante e inigualable Willem Dafoe con su Norman Osborn / Green Goblin de las clásicas de Raimi, que aun a día de hoy nos causa pesadillas a todos.



El hecho de traer a estos villanos y sus respectivos actores de vuelta, al igual que los Spider-Mans de Maguire y Garfield, no es un mero caso de “fan-service” porque sí, si no que sus apariciones y sus papeles en la trama están trabajados minuciosamente para que encajen lo mejor posible en el universo compartido de Kevin Feige (la mente detrás del UCM) y sigan siendo consecuentes con sus propios universos.


No voy a negar que la película vive de momentos (y momentazos) de fan-service, pero tenemos que recordar que el cine de superhéroes vive por y para sus fans; y si estos elementos están bien introducidos en la trama, son algo que añade a la experiencia colectiva cuando ves la película en el cine.



Y remarco lo de la experiencia colectiva. Esta cinta no tendría el mismo efecto si la hubiesen estrenado directamente en plataformas; para nada. Precisamente una película así NECESITA el cine, y son este tipo de cintas las que hacen que las salas sigan vivas, porque aunque cueste admitirlo, son personajes como Spider-Man que traerán siempre a gente al cine y mantendrá viva la experiencia de verlas en la gran pantalla.


Es difícil juzgar una película como “Spider-Man: No Way Home”, ya que no es algo que pueda ocurrir a menudo. Cuando sus creadores hablaban de ella como el “Endgame” del personaje, entiendo que no solo se referían a la versión de Tom Holland, si no al Spider-Man del cine en general, y que para poder disfrutarla al completo se tiene que tener una conexión con estas sagas (aparentemente inconexas).



Esta película es fruto de una generación de espectadores y es un regalo a esta generación, y no hay nada de malo en ello. Al contrario, demuestra que el cine comercial es una conversación constante ente creadores y audiencia y de vez en cuando, si la historia lo permite, puede darse el caso de tener una película que cause una reacción así.


Sin duda alguna repetiré “Spider-Man: No Way Home”, y desde aquí agradecer a Jon Watts y Marvel Studios por esta primera trilogía REAL del “Spider-Man” que siempre he querido ver en el cine. No puedo esperar a ver quien toma el relevo ahora para seguir contando esta historia.


Teymur Faris (@teymurfaris)

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